MARTES DE AUTOESTIMA. LA CRÍTICA

19 noviembre , 2020

LA CRÍTICA


 

La crítica exagera sus debilidades insistiendo en que usted “ siempre dice cosas estúpidas”, o “ siempre malogra una relación”, o “ nunca acaba a tiempo”.

La crítica se empeña en socavar permanentemente la valía todos y cada uno de los días de la vida, y su voz es tan insidiosa, está tan entrelazada en el tejido del pensamiento que es difícil darse cuenta del efecto nocivo que tiene en nosotros. Los ataques a uno mismo siempre parecen razonables y justificados. La voz interior quejumbrosa y valorativa parece natural, una parte familiar de uno mismo. De hecho,  la crítica es una especie de chacal psicológico que, a cada ataque, debilita y deshace cualquier buen sentimiento, cualquier buena palabra  que albergamos sobre nosotros  mismos.

Lo más importante de la crítica es que por distorsionados y falsos que sean sus ataques, uno siempre se la cree. Cuando su crítica dice “ Soy imbecil”, este juicio parece tan verdadero a uno mismo como la certeza de que esta mañana está cansado, o de que tiene los ojos castaños, o de que no entiende los programas informáticos. Parece normal juzgarse a uno mismo porque es muy íntimamente consciente de lo que siente y hace. Pero los ataques no forman parte del proceso normal de percepción de que siente y hace.Cuando examinamos hechos que nos han sucedido en el pasado, como por ejemplo cómo nos sentimos tras una primer cita, la crítica echa abajo cualesquiera reflexiones normales y razonables, pregonando en voz alta que por ejemplo hablamos mucho, que fuimos torpes, nerviosos y que esa pareja no volverá a llamarnos nunca más. La crítica coge nuestra autoestima y la hace trizas.

Una crítica intensa y voluble es enormemente tóxica. Es más venenosa para la salud psicológica que casi cualquier trauma o pérdida. eso es porque la aflicción y el dolor se pasan con el tiempo. Pero la crítica está siempre con uno mismo: juzgando, culpando, encontrando errores. PAra algunas personas es difícil encontrar defensa contra ella  “ Aquí estás de nuevo-dice- haciendo el idiota, -ya has vuelto a meter la pata-” Y automaticamente uno se siente mal, como un niños al que le regañan.

Este es el caso de un estomatólogo de 29 años, recientemente doctorado, que solicitaba un puesto de profesor en la Facultad. Durante las entrevistas observaba la indumentaria y modales del tribunal y hacía conjeturas sobre el tipo de personas que eran y sobre cómo repondían. Sopesaba las preguntas buscando la respuesta más adecuada, dado lo que el tribunal parecía esperar. Y mientras hacía todo esto, también escuchaba un monólogo continuo en el que su crítica le decía: “ Eres un fraude, no sabes nada. No vas a engañar a esta gente. Espera que lean esa mediocre sarta de tonterías que llamas “ tesis”… Ésa fue una respuesta estúpida. ¿ No se te ocurre una broma? ¡ Haz algo! Se van a dar cuenta de lo aburrido que eres. Aun si consigues el empleo, perderás tan pronto como se compruebe tu incompetencia. No vas a engañar a todo el mundo.

El estomatólogo se lo creyó todo. Todo parecía tener sentido. Como lo había oído durante años, esa corriente de veneno le parecía normal, razonable, cierta. Durante la entrevista se puso cada vez más rígido, sus respuestas se volvieron más vagas. Su voz empezó a sonar monótona y empezó a sudar y tartamudear ligeramente. estaba escuchando a la crítica y la crítica le está convirtiendo precisamente en todo aquello que él temía

La crítica parece tener una voluntad propia, su independencia es en realidad una ilusión. Lo cierto es que se está acostumbrado a escucharla, acostumbrado a creerla,y no se ha aprendido a desconectarla. Sin embargo, con la práctica se puede aprender a analizar y refutar lo que dice la crítica. Se puede desintonizar con ella antes de que tenga la oportunidad de envenenar los sentimientos de  valía personal.